La historia de las religiones da sobrada cuenta del impacto de lo sagrado en el hombre o, mejor,
registra los resultados de las reacciones producidas por él. Se trata de un comportamiento peculiar
que no se circunscribe al campo de la ética, sino que repercute en la interpretación de la realidad y
en el modo de habérselas el hombre con ella. A la luz de lo sagrado, el ser humano sabe valorar lo
que tiene a su alcance y descubre el sentido de su propia existencia, obrando en consecuencia.
La religión como encuentro personal
La mayor parte de los fenomenológicos de la religión coinciden en definir la actitud religiosa como
encuentro personal con el absoluto. Si el hombre religioso asume su vida en perspectiva de
trascendencia, es porque se encuentra ante una realidad dotada de características personales, que
le sirve de verdadero interlocutor. Dos son las connotaciones que aparecen en esta vivencia: la in objetividad conceptiva de lo sagrado como término de la religión, y la interrelación personal.
Ambas hacen que la relación religiosa sea vivida como diálogo y encuentro personal.

No hay comentarios:
Publicar un comentario